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Cómo impulsar la cultura sostenible: highlights del evento DoGood en Barcelona

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El pasado 2 de Noviembre tuvimos la oportunidad de conversar abiertamente con cuatro personas excepcionales con la esperanza de que, desde su experiencia, nos ayudaran a esclarecer qué es y cómo debe construirse una cultura sostenible. 

Para nuestra (grata) sorpresa, todos los ponentes venían especialmente bien concienciados con la sostenibilidad, y desde hace mucho tiempo, antes incluso de que esto estuviera a la orden del día entre las organizaciones. 

Los ponentes

Guillem Bargalló, responsable de sostenibilidad en Ikea Catalunya, nos aseguraba que trabajar por la sostenibilidad era su llamamiento; asimismo, a Marta Anglada, head of sustainability en Ferrer, la consideraron durante mucho tiempo una “friki de greenpeace”.

Nayara Fuentes, sustainability manager en Nespresso, se ha dedicado toda su vida a la sostenibilidad, y para Irene Tarradellas, directora de ImpactHub Barcelona, la sostenibilidad es algo que le sale de dentro y que ha conocido desde muy pequeña. 

cultura sostenible

Con este line up de responsabilidad y concienciación por el planeta y por las personas dimos comienzo a una conversación que, a continuación, procuraremos resumir lo mejor posible. 

Con muchas preguntas que hacer y dudas que esclarecer, nuestro objetivo, y en particular el de Ignacio Barriendos, CEO de DoGood y moderador del evento, era averiguar cómo se vive la cultura sostenible en las empresas, y sobre todo, como se consigue impulsar. 

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Las preguntas

¿Cómo será el mundo cuando realmente tengamos una cultura sostenible? 

Con esta primera pregunta que lanzaba Ignacio empezó la sesión, y por supuesto las respuestas no decepcionaron en lo más mínimo. Aunque variadas y matizadas por cada ponente, sin duda las personas y lo social estaban en el centro de todas las respuestas.

Marta: Yo creo que la idea es que alcancemos ese objetivo, y que en algún momento no existan los departamentos de sostenibilidad. Estamos todos interconectados, y las decisiones de uno impactan en todos los demás, entonces una cultura sostenible bien implementada sería lo ideal, es decir, una manera de ser generoso, de preocuparse por el otro, al menos de una manera social. 

Guillem: No han cambiado las empresas, han cambiado las personas. Vemos a muchas empresas transicionando a la sostenibilidad sin haber hecho realmente el cambio humano, de cada uno (…). Se debe generar una cultura que ayude a las personas a hacer este cambio. Si no cambiamos como somos, como humanos, no veremos cultura sostenible. 

Irene: Ser sostenible no es solo ser más verde, es también ser más justo, o que haya más paz. La sostenibilidad también es el impacto social que creamos con lo que hacemos. Es decir, en un mundo en el que la cultura sostenible está impregnada, no hay desigualdad. Las empresas no son entes que se mueven por el mundo como empresas, son personas que lideran iniciativas, propuestas de valor etc.

Nayara: Tenemos que cambiar el rol que juega la empresa en la sociedad. Es decir, que una empresa pueda crear valor en toda su cadena de valor, desde cualquier shareholder hasta cualquier stakeholder. Al final las empresas grandes también pueden tener un impacto positivo. Es verdad que el negativo es muy grande, pero ¿y el positivo? 

¿Cuál es el camino que tiene que seguir una compañía para acelerar esta transición? 

Y si efectivamente un mundo donde prima y está impregnada la cultura sostenible es un mundo mejor, más justo y sin duda, un lugar donde cualquiera querría vivir, ¿qué están o deberían estar haciendo las empresas para llegar a esta aparente utopía?

Nayara: Uno de nuestros pilares, por ejemplo, es inspirar acciones colectivas tanto interna como externamente (…); pero el éxito, sin duda, está en las colaboraciones, nosotros solos no podemos. Podemos financiar y podemos liderar, pero solos no podemos actuar. 

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Guillem: Lo primero es el propósito, tienes que tener muy claro a dónde vas como empresa. Segundo, que el propósito vaya ligado a un board y a unos ejecutivos que están totalmente implicados en ello (…) Lo tercero es auditar toda tu cadena de valor, porque aquí es donde está el problema, no en los vasos de plástico. (…) La cuarta pata, ¿cómo haces que tu gente se implique tanto como tú en todo este propósito? (…) Y por último cómo comunicas eso por supuesto. 

Irene: Varias de las cosas que habéis dicho van ligadas a la gobernanza. Y es que el ESG está de moda, (..) y sin la G no sucede nada ni alrededor de la S ni de la E (…); la G va de qué decisiones tomas y cómo las tomas, si las tomas de forma colectiva, si hay espacio para las personas de la empresa para compartir sus inquietudes e ideas de como hacer esa empresa mejor etc. (…), también es importante la información, es decir, ¿hay información para que esta gente tome esas decisiones o participe en estas inquietudes? Y eso para mi está totalmente relacionado con la cultura. 

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¿Cuáles son las mayores barreras que os habéis encontrado? ¿Dónde están? 

Por supuesto no todo lo que reluce es oro, e incluso en las grandes organizaciones existen obstáculos que superar y barreras que romper para alcanzar y construir una cultura sostenible como la que los ponentes nos describían. 

Marta: En el pasado había muchas barreras culturales, por ejemplo. Ahora creo que el reto (en Ferrer) es la velocidad, todo va muy rápido y la gente lo intenta pero muchas veces no sabe cómo integrar ese propósito. Hay áreas más maduras que otras. Todo lo que queremos que pase al 100% es un proceso muy largo, entonces se trata de encontrar un equilibrio.

Irene: En el caso de las pymes, muchas veces solo pueden pensar en sobrevivir día a día y no tienen tiempo de pensar en que es la sostenibilidad. Y creo que desde las organizaciones tenemos el deber de facilitar esa transición para esas empresas que no tienen unos departamentos tan grande y con tantos recursos para impulsar esa transición. 

¿Cómo le explicas a un CEO que con todas estas “ideas de hippies” van a hacerle ganar más y mejorar su empresa?

Marta: El talento. Lo que hace este propósito es atraer al mejor talento. Las personas tienen que trascender tanto dentro como fuera de la empresa. El talento no busca trabajo en una empresa cuyo CEO no tiene esos valores. El talento de las personas nos llevará a cambiar, más tarde o más pronto.

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Irene: La gente joven quiere trabajar en empresas que cuidan del mundo, y de los empleados. Y eso es también lo que quieren los mejores. Así quieres a los mejores necesitas eso.

Las conclusiones

Construir una cultura sostenible es sin duda el camino a seguir, y en especial para las grandes organizaciones que pueden ayudar a liderar el camino como agentes de cambio tan relevantes, tanto para sociedad como para el mercado. 

Pero tampoco podemos olvidarnos de que las empresas y las organizaciones no son otra cosa que personas. Esto quiere decir que el cambio debe darse primero en cada uno como individuo, y por supuesto, el lugar de trabajo puede convertirse en el entorno perfecto para esta transformación humana. 

En definitiva la colaboración es lo que hará que la cultura sostenible triunfe o se quede a mitad de camino; una colaboración que ponga al planeta y a las personas en el centro de cada conversación.

Y estas son solo algunas de las reflexiones y comentarios más destacables que nos regalaron Guillem, Marta, Irene y Nayara, desde su particular experiencia, pero sobre todo, desde un conocimiento y conciencia profunda de la sostenibilidad. 

Estamos muy agradecidos de haber podido compartir este momento y conversación tan importantes con todos los asistentes que nos acompañaron aquella tarde, y quienes también aportaron su granito de arena a la velada.